Las empresas cooperativas, como una práctica de economía solidaria, cuentan con una larga historia de gestiones que han atendido las necesidades e intereses de varios sectores de la población en Puerto Rico. Gestiones que deberían operar dentro de una serie de principios y valores que son la espina dorsal del Movimiento Cooperativo. Para refortalecer las experiencias y acciones de las cooperativas es vital impregnar todos los factores productivos con prácticas solidarias. Desde el refortalecimiento, entendido como una estrategia de transformación de un paradigma de las debilidades y el déficit a otro de fuerzas y fortalezas. Es importante como estrategia que evitemos, a toda costa, el asistencialismo, paternalismo y clientelismo en nuestras acciones, operaciones, proyectos y servicios. Toda estrategia ocurre en un contexto y circunstancias que deben respetar las expresiones culturales donde las personas viven y se desenvuelven. Transformar nuestro paradigma (sistema de pensamiento que guía nuestra acción) significa desaprender varias cosas que hemos aprendido para ver lo que no tenemos, nuestras deficiencias, fallas, errores, faltas, grietas, enfermedad (debilidades y déficit) en lugar de nuestras habilidades, destrezas, conocimientos, recursos, talentos y experiencias (fuerzas y fortalezas). La fuerza viene de desaprender el individualismo (que nos separa de todo) para promover el junte y los encuentros; celebrar la aventura, y el susto, de apostar por el cooperativismo como la semilla, que llevamos cultivando por 150 años, y que nos llevará a seguir construyendo una economía para la vida. La fortaleza viene de la indignación, de superar la vergüenza de preguntar, de la voluntad de desaprender las prácticas de un capitalismo del úselo y tírelo; de la práctica de la coherencia para fortalecer la voluntad e iluminar todos los aspectos de nuestra vida desde los principios y valores que nos guían, no como un simulacro, sino como una filosofía para la vida.
